Entusiasmo runner
Daniel Acevedo, que no es primo mío pero sí un atleta serio, me invitó a trotar desde Sabaneta hasta Medellín. Me pareció que el plan era insensato, pues entre Sabaneta y Medellín existe un municipio entero. Además, nunca había trotado intermunicipalmente (salvo la vez que me colé a la maratón de Chicago y terminé, lo juro, en el Mid-west). «Son diez kilómetros», me dijo Daniel. Pensé que mentía para convencerme, pero revisé en el celular y efectivamente eran diez kilómetros. Me pareció una distancia decente, lograble a pesar de que hacía rato había cambiado el trote (o running, como dicen ahora) por el squash. «Nos vemos mañana», le contesté comprometiéndome a la hazaña e hice la anotación mental de, en adelante, no referirme a este capítulo como la vez que troté diez kilómetros (logro modesto), sino como mi épica corrida desde Sabaneta hasta Medellín. Nos vinimos conversando. Al parecer, el running es ahora